miércoles, 12 de noviembre de 2014

Aprendiendo de Buda la concentración durante la perturbaciòn

Después de darle orden a mis blogs y continuar estructurando mi trabajo en diferentes actividades, tengo naturalmente mucho que escribir, no solo por experiencias vividas del día a día, sino porque para mí es la manera que tengo de plasmar mis vivencias para enfocarlas en mi aprendizaje y como bien lo dice mi ala 9 del eneagrama (compartir) ver eneagramarte


Otros las canalizan asistiendo al psicólogo, otros las guardan para sí, otros asisten a ceremonias de plantas sagradas, en fin miles de formas de manifestar individualmente el proceso. 


Hace poco en esa búsqueda de equilibrio para el trabajo personal y como llamo yo hacer los deberes en esta vida, encontré una nueva visión de la reciprocidad y del karma diario. Si alguien te agrede, te ataca en tu día, naturalmente es tu memoria a trabajar. En qué momento de mi pasado cercano yo hice lo mismo, independiente del momento y de la persona. Tal vez agredí verbalmente a alguien en el parque o cuando estaba conduciendo no fui generosa dejando pasar el coche de al lado y en lugar de eso lo cerré y fuera de eso lo agredí con mi energía? 

Realmente tanto que pensar, tanto que analizar, tanto que trabajar. Me remito a una entrevista que le realizaron a Andreas Korte, el terapeuta floral en la que le preguntaban si uno siempre debía tomar esencias florales, teniendo en cuenta que siempre tienes algo que trabajar, su respuesta exacta no la recuerdo que si resumía que la vida es un constante proceso de trabajo de evolución y aprendizaje y que dé como lo enfoque cada uno es su trabajo personal. 

En este momento parte de lo que estoy trabajando es la no generación de conflictos, generar emociones y sentimientos pasionales en personas que se traduzcan en agresión, física y energética y que a la larga me desgasten emocionalmente. 

Y que proceso tan doloroso y difícil, difícil no solo por mi 8 de eneagrama (mi factor principal de personalidad), si no que me exige un trabajar en mi a la 9 (el equilibrio y la calma) y como en mi proceso de certificación yo dije que quería trabajar mi ala 9, el universo cumple ese deseo! Pero por favor podría ser más suave y menos doloroso! 

Por todo esto y en búsqueda de ese equilibrio recordé un escrito que hablada sobre Buda y que describía dos capítulos de su vida muy interesantes en aprendizaje: 

La transcripción practicando la ética espiritual de reconocer la fuente la he tomado de la página Kadampa

La iluminación de Buda 
El siguiente fragmento sobre la vida de Buda ha sido extraído del libro Introducción al budismo, de Gueshe Kelsang Gyatso : 
«Sidharta continuó su viaje hasta llegar a un lugar cerca de Bodh Gaya, en la India, que encontró apropiado para el recogimiento. Se estableció allí y empezó a practicar la meditación llamada concentración, semejante al espacio, del Dharmakaya, con la cual se enfocó de manera convergente en la naturaleza última de todos los fenómenos. 

»Después de adiestrarse en esta práctica durante seis años, comprendió que estaba a punto de alcanzar la iluminación. Entonces, caminó hasta Bodh Gaya, y allí, el día de luna llena del cuarto mes del calendario lunar, se sentó en la postura de meditación bajo el Árbol Bodhi e hizo la promesa de no abandonar su meditación hasta no alcanzar la iluminación perfecta. Con esta resolución, entró de nuevo en la concentración, semejante al espacio, del Dharmakaya. 

»Al anochecer, el mara Devaputra, jefe de los maras o demonios de este mundo, intentó interrumpir su concentración con el conjuro de pavorosas apariciones. Manifestó huestes de terribles espíritus demoníacos: unos le disparaban lanzas y flechas, otros le arrojaban bolas de fuego, piedras, rocas y hasta montañas enteras. 

»Sin embargo, Sidharta permaneció imperturbable. Gracias al poder de su concentración, los fuegos ardientes se transformaron en ofrendas de luces de arco iris, y las armas, rocas y montañas, en una refrescante lluvia de flores. 

»Al comprobar que no podía distraer a Sidharta de su meditación, el mara Devaputra intentó hacerlo manifestando innumerables bellas doncellas, pero con ello sólo logró que entrara en un estado de concentración aún más profundo. 

»De este modo, venció a los demonios de este mundo y, por ello, más tarde recibió el nombre de Buda Victorioso. 

»Sidharta continuó meditando hasta el amanecer, cuando alcanzó la concentración semejante al vajra. Con esta concentración, que es la última mente de un ser con limitaciones, eliminó de su mente los velos más sutiles de la ignorancia y, al momento siguiente, se convirtió en un Buda, un ser totalmente iluminado o despierto» 

El segundo escrito relacionado con Buda ha sido extraído de Neoparadigmas

Se cuenta que estaba Buda hablando sobre cuestiones espirituales a un grupo numeroso de personas, que le escuchaban atentamente tratando de aprender de su gran sabiduría. 

En el grupo se encontraba un hombre que había escuchado que Buda era alguien con una paciencia que parecía no tener fin. Decidido a demostrar que él sería capaz de hacer perder el control a Buda, tenía un plan para conseguirlo. 

Una vez Buda terminó de dar la charla, invitó a los asistentes a que expresaran sus dudas y preguntas, momento que aprovechó el hombre que pretendía hacerle perder la paciencia para comenzar a gritarle, profiriéndole todo tipo de insultos y descalificaciones. 

Buda se quedó mirándole fijamente. Pocos segundos después, con gesto serio y firme, bajó la mirada al tiempo pronunciaba en voz baja algunas palabras, una y otra vez. El hombre que le insultaba, después de unos minutos, se cansó al ver que no reaccionaba de ninguna manera y se calló. 

Acto seguido, Buda se acercó al hombre y le preguntó: 

-“Si tú le haces un regalo a un amigo y éste te dice que no lo puede aceptar, y te lo devuelve, ¿a quién pertenece el regalo? 

El hombre totalmente sorprendido por la reacción de Buda y la pregunta, entró en el juego pensando que podría aprovechar para tratar de conseguir de nuevo su objetivo. Así que le respondió: 

-“El regalo me pertenecería a mí, ya que mi amigo lo ha rechazado.” 

Antes de que el hombre pudiera continuar, Buda le contestó: 
-“Y si yo no acepto tus insultos, ¿a quién le pertenecen?” 

Dicen que cuando faltaban al respeto a Buda insultándole o descalificándole, él se repetía a sí mismo mentalmente o en voz baja “No, gracias. No, gracias”

Una de las moralejas que se pueden obtener de este relato, es que aunque en principio no podamos controlar las circunstancias ni la actitud de los demás, siempre podremos elegir nuestra actitud. 

Espero que que este articulo sea de su agrado.

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